Hoy te traigo un tema que para mí es muy familiar, pero que desapareció de mi vida cuando decidí hacer las cosas diferentes.
Es muy curioso porque a través de la alimentación se crean un sin fin de actitudes y maneras alrededor que a la vez también se llevan a cabo a otros ámbitos de la vida.
Creo que darse cuenta de cómo comemos es una gran referencia porque al tomar consciencia nos permite ver como somos con nuestra pareja, con el trabajo, con los amigos o con el dinero.
El comer, al ser una práctica diaria y habitual, nos hace ver como actuamos en nuestro día a día, como nos tratamos y cómo tratamos a los demás.
¿Eres de las personas que se sienten culpables después de comer?
Entendamos primero qué es la culpa y que sensaciones nos genera.
Personalmente, al escuchar o leer la palabra culpa de por sí ya me genera cierta tensión.
En nuestra cultura va muy ligada con la religión y la educación.
Por lo que en primer lugar ya se convierte en una creencia que surge en la infancia.
Al crecer nos equivocamos porque estamos aprendiendo, pero este sistema no lo ve así, de modo que se nos educa con el castigo.
En la escuela se castigan los errores, en la iglesia se castigan los pecados y en la sociedad se castigan los delitos.
Por lo que siempre se busca un culpable. Es un mecanismo de defensa del propio ego que necesita señalizar y quedarse tranquilo y así es como vivimos en nuestro día a día.
Y ¿Qué tiene que ver con la comida? Interesante cuestión.
¿Has oído hablar alguna vez de los alimentos culpables? Quizás en estos términos no, pero si te hablo de la categorización de los alimentos imagino que sí.
La psicosis social los ha llegado a caracterizar de buenos y malos.
¿No te parece surrealista, que hagamos llegado hasta este punto? Culpabilizar un alimento por tener grasa o azúcar y tratarlo de malo...
Me acuerdo de la primera vez que alguien me dijo que no comía aguacates, que eran malos por qué tenían mucha grasa y hacían engordar.
Lo siento por mi reacción y juicio, pero me puse las manos a la cabeza, con lo buenos que están y lo saludables que son.
Definitivamente que la alimentación debe ser una asignatura en la escuela.
La verdad es que con el modo de pensar que tenemos cosas más raras se han visto.
Siempre hay un culpable y siempre es externo... ¿Por qué será?
Otro factor que entra en juego aquí es cómo comemos. Atracones, restricciones, prohibiciones, descontrol, etc.
Si sumamos ahora alimentos culpables más la manera en la que comemos y que actitud adoptamos al respeto, llegamos a obtener un resultado negativo. De modo que se genera un comportamiento nada prometedor.
Y exactamente esto es lo que ocurre, me como un alimento tachado de malo y encima me lo como a la desesperada.
¿Qué es lo que surge?
La culpa.
¿Y quién es el culpable ahora? (Te recuerdo que por norma general siempre tiene que a haber uno)
¡Bingo! Eres tú. Y yo no te lo digo, te lo dices tú.
Entonces se genera ese sentimiento tan desagradable que parece que alguien te pise la espalda, pesa todo y existe frustración.
Normalmente, para sanearlo, se realizan acciones saludables, hasta que la culpa vuelve de nuevo, porque se repite una infracción.
Llegados hasta aquí debo decirte que el otro gran factor son las restricciones propulsadas por las dietas y las prohibiciones que nadie más que tú te has puesto, haciendo caso a recomendaciones externas sin apenas cuestionarlas.
Cuando te saltas una prohibición o una norma debe existir una penalización.
Y tú como aprendiste en tus primeros años, ya te encargas de castigarte sin reparo.
Además, suele venir acompañado de vergüenza, obsesión y ansiedad.
Hay que romper este círculo vicioso que no lleva a ninguna parte y desaprender todos estos conceptos que lo único que hacen es hundirte.
A partir de ahora la culpa debe desaparecer de tu vocabulario. No existe. Cambiála por aprendizaje.
Y aprovecha que estás haciendo limpieza para quitarte las restricciones y las prohibiciones.
Si te estás preguntado ¿Cómo se hace esto?
El truco de magia consiste en pasar de la culpa a la responsabilidad.
Se trata de volver a la raíz. Volver a empezar. No pasa nada por volver al inicio, pero esta vez haciendo las cosas de otra manera.
Te propongo que retomes el camino de una alimentación saludable desde la consciencia.
Es decir, que sin juicio veas tus acciones, movimientos y actitudes. Te ayudará el preguntarte constantemente para qué.
Por ejemplo: Si te sientes mal por haber comido pan, porque en tus creencias es un alimento que deberías evitar.
Cuestiónate. ¿Para qué debo evitar el pan? ¿Para qué me siento mal por haber comido pan? ¿Para qué me limito? ¿Para qué me culpabilizo? Poco a poco vas a encontrar respuestas que quizás se instalaron en ti hace mucho tiempo. Y que seguramente han quedado obsoletas.
Bien, cuando tengas estas respuestas escríbelas. Verás que pierden totalmente el sentido. Táchalas y continua.
Ahora pregúntate, ¿Cómo puedo hacerlo mejor?, ¿Cómo puedo hacerlo diferente?. Así te permites buscar una alternativa a lo que has hecho hasta ahora. Y generas espacio para encontrar un método más sano y más amable contigo.
Con lo cual te permite empezar a crear nuevos hábitos. Y debes tener muy presente que se trata de un aprendizaje, que no naciste con estos conocimientos y que si fracasas es parte del proceso.
Una vez estés construyendo el nuevo hábito y ves como lo vas integrando, escribe estas sensaciones de bienestar y plenitud por haber cumplido con lo que te has propuesto. Así generas ideas potenciadoras que te motivaran a seguir adelante.
Importante también permitirte el tiempo necesario, recuerda que no hay prisa y que nadie te espera.
Ahora te estás dando una nueva oportunidad y lo mejor de todo es que ya no hay ningún culpable porque nunca ha existido.
Y para que tengas más motivación y más ganas de crear un sistema de alimentación saludable te invito a que te descargues la guía para aprender a comer sano, es totalmente gratuita.
5 pasos para conseguir un cambio real en tu alimentación y que se quede para siempre
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Ejemplos y ejercicios para aplicar en cada paso y que no sea una teoría más guardada y olvidada.
Cuando la culpa desaparece se abre un campo de posibilidades que te permite crecer y avanzar hacia aquello que deseas.
Es un invento del hombre que no tiene sentido. En la naturaleza no hay culpables. Nunca he visto que alguien haya culpado a un huracán por haber arrasado con pueblos o ciudades.
Quiero dejar claro que no significa que podamos ir haciendo lo que nos apetezca sin respetar a los demás. Creo que para ello existe el sentido común.
Es contigo mismo que debe desaparecer.
Si resuenas con la culpabilidad y sientes que es algo que se ha instalado en ti desde hace tiempo y no sabes como quitártela de encima, te invito a que asistas a la conferencia online gratuita que han preparado desde Instituto Pensamiento Positivo el martes 29 de noviembre a las 19.00h (España).
Donde hablarán de qué es la culpa, cómo te afecta en tu día a día y cómo aprender a convertirla en algo positivo.
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Agradece que la culpa te haya llevado hasta aquí y ahora déjala ir.
¡Gracias por leerme, un abrazo y hasta la próxima!
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